jueves, 25 de diciembre de 2014

¿Te gusta el látex, cielo?

Es una novela corta de la escritora chiapaneca Nadia Villafuerte.

Las historias de Villafuerte tratan de migrantes, personas acosadas por la miseria, el amor, el desamor, las traiciones, los fracasos, el dolor, los deseos de venganza o redención por medio de la muerte.

Helena, quien antes de trabajar en El Bombay no llevaba la H en su nombre, es una prostituta. Es “reclutada” por Glenda, el travesti dueño de El Bombay, lugar que heredó de sus padres como restaurante, posteriormente él/ella le dio el “pequeño” giro al establecimiento.

Para la protagonista “ser puta había consistido más en hacerse tramposa que en desnudarse. Se paseaba por los pasillos del Bombay como un ángel infeliz capaz de pegarse a cada rato, con resistol, las alas.”


Duda de todo cuando ese todo esté saliendo demasiado bien. Tal parece ser la terrible y cruel enseñanza de esta historia. Pero no es la única.

A veces hay que arrojar nuestros sueños al bote de basura. ¿Otra lección más? “en cualquier parte buscamos la oportunidad de tirar al de arriba para poder comprar unos zapatos un poquito más caros.”

Lecciones y más lecciones. Y cada vez más cruentas, a fin de cuentas, la vida pocas veces es amable...

Helena reflexiona: “es que sale cada tipo que cree que una puede aceptar lo que sea por dinero... Lo peor es que es cierto.” Helena exigiendo honestidad a sus compañeras de trabajo: “no sean hipócritas, brincos dieran por tener un cúter y ensartárselo a sus madrecitas, no vengan con que las extrañan...”

Helena había descubierto su vocación desde pequeña, es decir, algo le decía que había nacido para putear. “El destino, escrito o no, era irreversible: se lo decía la punzada en sus tetas cuando le crecieron, el calor sensual de la costa, ese cosquilleo que sintió al escuchar por primera vez a su madre: terminaría igual, de putilla infeliz como le dijo el borracho aquel, o de puta con categoría en alguna cantina de ciudad grande. Supo que había sacado lo piruja y lista porque no se quedaría ahí, y fue entonces cuando de pronto, caída del cielo, bajó esa mujer que tenía una actitud rara, indefinible, incluso cuando algo intuyó entre las cortinas del primer hotel donde se quedaron, escuchando a Glenda bañarse. Ya tenía mala sangre, como la leche agria de los hombres que la montaban. Nunca había creído en el amor (...) Definitivo, no creía en las mujeres que dormidas sobre el pecho de sus machos, obtenían la promesa de matrimonio, ese requisito en el que de todas maneras se entregaba el coño envuelto en una tela de fino encaje.”

Instigada por Antero Rojas, Helena asesina a Julio Nazar. Ambos políticos. Rojas recurre a Helena porque a Nazar –a pesar de estar casado- le gustaba ir de putas; además, de esa forma sería más fácil deshacerse de cualquier evidencia que pudiera señalarlo como culpable.

“¿Es de esos que, si se encela, es capaz de ensartar un cuchillo en las nalgas?”, preguntó Rojas a Helena, se trataba de una información valiosa acerca de Glenda. Así fue como el plan comenzó a tomar forma.

Helena finge ante Glenda: “¡Me humilló! Ese cabrón al menos se va a acordar de mí antes de que me chingue, si de todos modos me deporta, al menos va a quedarse con una cicatrizota como la que me hizo... ¡Lo voy a madrear, lo voy a hacer yo, me vas a ayudar, cómo diablos no, una navaja y voy a ensartársela en la cara!”

Helena miente. Le asegura a Glenda que Nazar, además de golpearla, le ha marcado el rostro con una navaja. La herida, a petición de ella, se la hizo Rojas. Tenía que ser convincente. Helena, a fin de cuentas sabía mentir bien.

El plan consistía en provocar el enojo de Glenda, de forma que entre las dos le dieran una golpiza a Nazar. Bueno, Helena tiene en mente que “se les pase la mano”.

Helena lo hacía para asegurarse un futuro mejor. “¿Sabes cuánto es mucho dinero?”, le preguntó Rojas. A Helena le brillaron los ojos.

Helena debía confiar en Rojas, y Rojas en Helena. “¿Cómo se que me vas a cumplir?”, pregunta Helena. Rojas responde: “¿Y cómo sé que no te vas a rajar? Porque si te rajas, óyeme bien, esa boca preciosa que tienes, ya no me la va a chupar.”

Helena traicionará a Glenda, pero Helena será traicionada por Rojas.

Al final de su novela corta, Villafuerte reconoce su deuda de gratitud con varios escritores, entre ellos Ed. Wood Jr.

El travesti dueño del Bombay se llama Genaro, a veces le llaman Glen, a veces Glenda.

"Glen o Glenda" es el título de una cinta dirigida por Ed. Wood Jr, dicha cinta trata el tema del travestismo. Wood ha sido llamado el peor director en la historia de la industria cinematográfica (título que se disputa con Juan Orol). El mismo Wood dirigía sus cintas travestido.

En 1994 Tim Burton le rindió un homenaje a Wood al dirigir una película sobre su vida. Johnny Depp interpretó al excéntrico director de cine. La cinta -específicamente- muestra la forma en que Wood filmó Plan 9 del espacio exterior.


Burton ha dicho que es muy delgada la línea que separa al éxito del fracaso, de Plan 9 se ha dicho que es la peor película de la historia, sin embargo -nota Burton- hoy ganas premios filmando películas así.

Aquí más sobre Nadia Villafuerte.

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